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Luis de Córdova: el nombre que lucirá la F-114

Actualizado: 4 feb

En esta entrada vamos a seguir presentando a los héroes que darán nombre a las futuras fragatas F-110 de la Armada española. Ya hemos visto que las tres primeras se llamarán Bonifaz, Roger de Lauria y Menéndez de Avilés. Para entender el desempeño de los dos primeros también hablamos de la marina de guerra en la Edad Media.


Las fragatas F-110, que está previsto que entren en servicio a partir de 2026, sustituirán a las fragatas clase Santa María basadas en Rota. Con el ánimo de recuperar una eficiente capacidad antisubmarina, la Armada ha elegido el muy avanzado sonar CAPTAS-4 cuya importancia explicamos en este artículo.


Pero centrémonos en las hazañas que llevó a cabo el sevillano del siglo XVIII para ganarse este honor.


Joven oficial

Luis de Córdova y Córdova, había nacido en 1706 en Sevilla, en el seno de una familia noble cuyo patriarca ostentaba el empleo de capitán de navío y el título de caballero de Calatrava. A los trece años ya había acompañado a su padre a Indias en dos ocasiones, lo que nos da una idea de la estrecha relación con el mar que tuvo nuestro héroe desde muy pequeñito.


Con quince años sentó plaza de guardiamarina en Cádiz y en los primeros empleos participó en distintas acciones de guerra como las reconquistas de Orán, Nápoles y Sicilia y la lucha contra los piratas argelinos.


Sus méritos le hicieron alcanzar el empleo de capitán de navío y, a las órdenes del América y junto al Dragón, se enfrentó a dos navíos argelinos, dándose uno a la fuga y quedando el otro tan acribillado que hubo que quemarlo. El rey le concedió la encomienda de la Orden de Calatrava. Como capitán de navío también hizo varias veces la carrera de Indias y luchó contra el contrabando en Cartagena.


Al mando de barcos en plural

En 1760 es ascendido al empleo de jefe de escuadra, lo que hoy sería contralmirante, el primer empleo de oficial general. Al mando de sus barcos participó en multitud de acciones, la mayoría de ellas en aguas americanas.


En 1774, con 68 años, alcanza el grado de teniente general. En aquella época y con esa edad, lo más normal hubiese sido que se retirase pero, como hemos visto, nuestro héroe prácticamente había nacido para la vida embarcada y decidió seguir navegando.


El Santísima Trinidad

Se le dio el mando de una escuadra hispano-francesa de 68 navíos y, arbolando su insignia en el Santísima Trinidad, el sevillano se dirigió al Canal de la Mancha. Los ingleses, totalmente sobrepasados, se refugiaron en sus puertos. Se colapsó el comercio y llegó a cerrar la bolsa de Londres. Incluso, atemorizados, los aldeanos abandonaron las villas costeras.


Pero las diferencias con los franceses (cobardía queda un poco feo, pero Córdoba quería atacar y el francés decía que no hasta que no se hubiese destruido la flota inglesa) y el mal tiempo impidieron llevar a cabo la invasión planeada.


A pesar de no consumar la hazaña, el golpe asestado al comercio británico fue tal que Luis XVI le felicitó enviándole una caja de tabaco de oro y brillantes que rezaba «Luis a Luis». El descendiente del rey sol. De tú a tú.


El golpe más duro que recibió Albión en la mar

Las hazañas que hemos visto hasta ahora bien le habrían valido a Córdova un lugar en el Panteón de Marinos Ilustres, donde descansan sus restos, pero todavía nos queda por relatar su mayor hazaña.


En 1780, en plena guerra de independencia de los futuros Estados Unidos de América, Inglaterra necesitaba desesperadamente abastecer a sus tropas allí. Como sabemos, Bernardo de Gálvez y otros españoles tuvieron un destacado papel luchando junto a los colonos pero, quizás, la gesta que vamos a ver de Luis de Córdova fue aun mayor.


Aterrados tras el asedio de la flota combinada a sus costas en 1779, los ingleses no se atrevían a alejar mucho a sus barcos de casa. Había que estar atentos por si volvía a aparecer la flota española para invadirlos. Pero el teniente general español tenía un objetivo bien distinto. Acechando a la salida del Canal de la Mancha, el sevillano seguía la pista de un enorme convoy doble inglés: tras dividirse, uno se dirigiría a la India y otro a América. Temerosos de que los españoles volvieran a sus costas, los británicos solo destacaron un navío de línea y tres fragatas para protegerlo e intentaron escabullirse por rutas poco transitadas.


El día 9 de agosto, aún de noche, una fragata de Córdova divisó barcos enemigos. El jefe de la flota ordenó cambiar de rumbo para interceptar lo que parecía ser el convoy enemigo. Al crepúsculo, los ingleses prácticamente amanecen en los brazos de los barcos de guerra españoles. El convoy huye y Córdova señala caza general.


Las acciones se alargaron hasta el día 10, con un total de 51 barcos capturados para España, con su cargamento y, entre ellos, tres buques de guerra que pasarían a engrosar las filas de la Armada. Entre la carga había pólvora y armas, uniformes, víveres y lingotes de oro cuyo valor superaba el de la suma de los barcos capturados. ¡Suficiente oro para comprar una flota de más de cincuenta velas! También se hicieron cerca de 5.000 prisioneros.


Este es, quizás, el mayor revés logístico sufrido por la marina inglesa a manos del enemigo y, muy probablemente, fue clave en el éxito de la independencia norteamericana.


Y aún hay más

Sí, hay más. En 1781 Córdova volvió al Canal de la Mancha donde, otra vez, sus intentos fueron frustrados por el mal tiempo. Pero, a pesar de todo, apresó otro convoy americano de 24 barcos. A sus órdenes estaban entonces dos grandes marinos que pasarían a la historia: José de Mazarredo y Antonio de Escaño. Estos dos señores serían autores de las famosas Reales Ordenanzas de la Armada que, como no puede ser de otra manera, estaban empapadas de las enseñanzas de Luis de Córdova.


Esbozo de una batería flotante (todoababor.es)

En 1782 participó en el asalto de Gibraltar, el de los engendros de las baterías flotantes en el que también estuvo Barceló al mando de sus cañoneras. Desafortunadamente, el mal tiempo volvió a jugarle una mala pasada al marino español, permitiendo que el inglés Howe socorriera la plaza con su flota para luego huir rechazando el combate.


Luis de Córdova fue ascendido a capitán general en 1783, mismo año en el que finalizó su mando de la flota combinada. Murió en 1796 en San Fernando. La admiración por su figura fue tal que varios accidentes geográficos americanos fueron bautizados en su honor en aquellos años.


¿Qué te ha parecido? No solo sufrimos derrotas ante los ingleses, ni fue Lezo el único en humillarlos. Todo un héroe para bautizar la F-114.


¡Un saludo, dotación!



P.D.: he escrito un libro en el que cuento todos los secretos de la táctica naval moderna, porque de nada sirven las F110 sin no sabemos usarlas. Descúbrelo aquí.

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