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Menéndez de Avilés: el nombre que lucirá la F-113

Actualizado: 4 feb

Hoy introducimos a un importante personaje de la historia naval española. Tanto es así que la Armada lo ha elegido para bautizar a una de las futuras fragatas F-110, tal y como ya comentamos con Bonifaz, el primer almirante de nuestra historia, y Roger de Lauria. Las F-110 serán escoltas oceánicos multipropósito pero con énfasis en su rol antisubmarinos que explicamos aquí.


Fragata F-110 (defensa.com)

Continuando con la tendencia que llevó con las F-100, la Armada ha elegido a marinos ilustres para que sus barcos presuman de sus hazañas allá donde vayan pero, ¿qué hizo Pedro Menéndez de Avilés y Alonso de la Campa para ganarse este honor?


Los principios

El joven Pedro, nacido en Avilés, Asturias, en 1519, fue criado por unos familiares tras la muerte de su padre y el nuevo casamiento de su madre. Llegó a tener diecinueve hermanos de la misma madre y pronto buscó en la mar su sustento.


Patache (wikipedia.org)

En 1535, con dieciséis años, se enroló en la flota destinada a perseguir a los corsarios franceses. Regresó a los dos años, con suficientes ahorros y conocimientos como para permitirse su propio patache (barco ligero y de poco calado con mayor arbolado en cruz y mesana con cangreja), tripularlo con sus familiares y dedicarse al corso —sin patente— hasta los treinta años. ¡Doce años ejerciendo el corso fructíferamente… y sin permisos legales! Parece que nuestro joven protagonista era un avezado lobo de mar ya a tan temprana edad.


Entre 1543 y 1545 sirvió a las órdenes de Álvaro de Bazán, a la postre Marqués de Santa Cruz y artífice de la victoria en Lepanto. Entonces don Álvaro era muy joven y trabajaba para su padre, pero este ya le dejaba al mando de la flota en ocasiones, como después de la batalla de Muros.


En 1545 un corsario francés se hizo con dieciocho barcos y su valiosa carga. A Pedro Menéndez se le encargó recuperarlos, para lo que se dirigió a La Rochela, se hizo con cinco navíos, abordó el buque insignia del corsario y, personalmente, lo hirió de muerte. Tras esta hazaña se le permitió seguir persiguiendo piratas por las costas cántabra y gallega hasta que en 1548 llegó a armar un galeón.


El Nuevo Mundo

Poco después conseguiría una patente para perseguir el corso en las Indias. Fue capturado y, durante el cautiverio, se enteró del plan francés para atacar los territorios españoles del Nuevo Mundo. Alertó a la corte y propuso un plan de defensa.


En 1554, contando con la confianza de Felipe II, que pronto sucedería a su padre, fue nombrado capitán general de la carrera de Indias, conduciendo su primera flota al año siguiente. Pero los corsarios seguían haciendo de las suyas en costas españolas y el rey (Felipe II ya) ordenó a Menéndez perseguirlos en 1557.


Fue nombrado capitán general de una flota que debía llevar refuerzos a Flandes. A pesar de no contar con los barcos prometidos, se hizo a la mar, donde tuvo la mala suerte (o la tuvo el otro) de encontrarse con un pirata francés (Pata de Palo, el original) que le doblaba en número. Pero nuestro héroe había demostrado que no se amedrentaba ante cualquier cosa y lo hizo huir tras hundirle uno de sus barcos. Los refuerzos que llevó a Flandes fueron cruciales para la victoria en San Quintín.


Tras unos años en Flandes, Pedro Menéndez volvió a mandar la flota de Indias en 1560 y 1561. Pero no tenía buenas relaciones con la Casa de Contratación y, sin saber porqué, fue encarcelado en 1563 durante veinte meses. El propio rey intervino para lograr que lo juzgaran y, con una pequeña multa, lo dejaran en libertad. Parece que la detención se debió a que la Casa de Contratación solía nombrar a los generales de las flotas de Indias y, en el caso de Menéndez de Avilés, el rey no tuvo en cuenta su criterio.

Pedro Menéndez de Avilés (Real Academia de la Historia)

En 1565 fue nombrado adelantado de la Florida por el rey, con el objeto de colonizar y conquistar esos territorios, en los que se habían establecido algunos hugonotes franceses y donde el asturiano pensaba que podía estar uno de sus hijos, que había desaparecido.


Al llegar a la Florida, el de Avilés nombró al primer puerto natural que se encontró «San Agustín», en honor de la festividad que se celebraba el día que avistaron el continente. San Agustín se convertiría en la ciudad más antigua de los actuales Estados Unidos de América. El asturiano hizo huir a la flota francesa la primera vez que hicieron contacto con ella y, con sus hombres, tomó el fuerte de Fort Caroline.


El trato que les dio a los franceses fue cruel —la muerte, excepto mujeres, niños y los que se convirtieron— pero, como con las acciones de Roger de Lauria, hay que leerlas en contexto. Los franceses eran piratas, pues actuaban fuera de toda ley, habían tratado de la misma manera a los españoles y, además, no tenían provisiones para alimentarlos.


Avilés retornó a la Península y consiguió ser nombrado gobernador de Cuba, con lo que se acabaron sus problemas de abastecimiento. Pero a su vuelta la situación en la Florida era malísima; los franceses y los indios habían diezmado a los españoles. El asturiano volvió a España por refuerzos y redobló sus esfuerzos. Entre sus logros se incluyen limpiar de corsarios las costas, levantar la primera carta de las Bahamas, de Cuba y de Florida y explorar grandes zonas de la costa americana.


El final del héroe

A pesar de su cariño por la Florida, el rey tenía necesidad de las habilidades del asturiano y le reclamó para que liderara una flota destinada a sofocar la rebelión de Orange en Flandes. Pedro Menéndez murió durante los preparativos.


Galeoncete (Enrique Andrés López en Flickr)

En todo este relato no hemos mencionado la que, quizás, fuese su mayor hazaña. Hemos visto que el avilesino iba y venía a las Américas como si fuese un trayecto seguro, cómodo y rápido. Como si hubiesen pasado mucho más de los escasos setenta años desde que Colón las descubriera. Y es que el asturiano, por cuyas venas corría agua salada desde la más tierna juventud, revolucionó la construcción naval con el diseño de unos barcos que recibieron el nombre de galeoncetes y que, muy marineros, redujeron los tiempos e hicieron más seguras las travesías al Nuevo Mundo.


Y otra cosilla. Se puede decir que fue el primero en organizar de verdad la Flota de Indias. Esa fuente inagotable (o no…) de recursos que alimentó a España dos o tres siglos no era más que un puñado de barcos que navegaban en conserva hasta que el de Avilés puso un poco de orden.

Estatua de Menéndez de Avilés en San Agustín

En el Parque del Muelle de su ciudad, que por él es conocida como Villa del Adelantado, hay una estatua del héroe. Esto podríamos considerarlo normal. Pero es que en San Agustín, la ciudad más antigua de EE.UU., hay otra. Y, de vez en cuando, ondea junto a ella una cruz de Borgoña roja sobre fondo blanco: la enseña de Castilla. Casi .


Curiosamente —y es algo que no se da a menudo— la F-113 será el primer barco de la Armada (si no nos equivocamos) en llevar el nombre de tan insigne marino. El ayuntamiento de su ciudad natal y algunas asociaciones han hecho fuerza para que así sea.


¿Qué os ha parecido? ¿Digno merecedor del honor de que una de nuestras modernas fragatas lleve su nombre?



¡Un saludo, dotación!


P.D.: he escrito un libro en el que cuento todos los secretos de la táctica naval moderna, porque de nada sirven las F110 si no sabemos cómo usarlas. Descúbrelo aquí.

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