Fede Supervielle
Estudio: los mejores submarinos convencionales del mundo
Actualizado: 19 jul 2022
En el mundo hiperconectado y fugaz que nos ha tocado vivir están de moda las listas y las comparativas. Nos encanta ordenar las cosas, otorgarles un valor numérico y así poder decir cuál es el mejor robot aspirador de 2022 o la tele de 65 pulgadas con la mejor relación calidad precio.
Eso no es lo que pretendo con este artículo. Creo firmemente que las comparativas aisladas de sistemas militares, con la complejidad que han alcanzado hoy en día, son ociosas. Los sistemas de sistemas que componen las armas modernas son tan variados y su verdadera aplicación práctica, a menudo, tan difícil de medir, que se me antoja imposible escalafonarlos en una lista.

Pero, a pesar de todo lo anterior, creo que puede ser una forma interesante de echar un vistazo a unos ingenios muy curiosos y que están avanzando a pasos agigantados en los últimos años. Y que dan a sus países unas capacidades que no se pueden tener de ninguna otra manera. Así que vamos a ver una lista de los mejores submarinos convencionales del mundo, pero la lista no está en orden. Es una enumeración, no una clasificación. Para que no haya ninguna duda, aparecerán en el orden cronológico en el que el primero de la clase ha estado operativo. Puede que me haya dejado a alguno fuera o que penséis que alguno sobra. Si es así, os voy a dejar mis datos de contacto. ¡Lo mejor que podemos sacar de aquí es un buen debate!
Una nota. He intentado ser todo lo exhaustivo que he podido, comprobando la información en varias fuentes (e intentando evitar las fuentes que beben unas de otras). Aun así, es perfectamente posible que haya algún error o que falte información que está disponible en fuentes abiertas. De ser el caso, lo primero mis disculpas. Y, lo segundo, agradecería cualquier información en fede@fsupervielle.com.
Índice:

La importancia de los submarinos es capital. En un conflicto abierto, son uno de los sistemas más difíciles de detectar —y, por tanto, de eliminar— para el enemigo. Esto los hace plataformas ideales para realizar un primer ataque, para obtener información del enemigo o para atacar allí donde no se lo espera. Quizás incluso en su mismísimo centro de gravedad.
En ese sentido, hay bastante consenso respecto a que los portaaviones son los dominadores de los mares (y lo seguirán siendo, como nos explicó Will Pulido en la revista Ejércitos). Su capacidad de proyectar poder y dominar grandes zonas es innegable. Y, claro, los países que los tienen se dedican a protegerlos de la mejor manera posible.

Bien, pues a pesar de eso, el 26 de octubre de 2006, un submarino chino hizo superficie ¡a cinco millas! de un portaaviones norteamericano, el USS Kitty Hawk. El submarino de la clase Song se coló entre las defensas del portaaviones (que aparentemente incluían varios barcos de escolta, helicópteros antisubmarinos y, al menos, un submarino propio) hasta llegar a una distancia desde la que podría perfectamente haber torpedeado al coloso portaaeronaves.
A pesar de las defensas que hemos mencionado, probablemente los americanos no tenían implantadas medidas de guerra antisubmarina pero esa es, precisamente, una de las cuestiones más importantes. Una de las particularidades de los submarinos es que prácticamente siempre te puedes ver amenazados por ellos. Y para cuando sepas que está ahí, quizás ya sea demasiado tarde.
Podéis leer más sobre este incidente y sobre otro de 2015 (y para esas fechas EE.UU. ya se tomaba en serio a China) en el que un submarino chino siguió al USS Ronald Reagan cerca de Japón aquí.
Pero no son los únicos casos. Y, quizás, estos que os voy a contar ahora son más importantes, porque tuvieron lugar en ejercicios. Parece contradictorio, ¿verdad? Pero es que, al estar participando en ejercicios con (contra) submarinos, las unidades participantes estaban implementando todas sus medidas de lucha antisubmarina y, si en esa situación los submarinos también se les colaron, la deducción lógica es que podrán hacerlo con cierta facilidad.
En 2015, el submarino francés Saphir (en este caso hablamos de un submarino de propulsión nuclear, pero nos vale para ilustrar el argumento) participó en un ejercicio en el que su objetivo, ayudado por aviones de patrulla marítima, era hundir al USS Theodore Roosevelt, que iba escoltado por el crucero USS Normandy, los destructores USS Winston S. Churchill, USS Forrest Sherman y USS Farragut, y un submarino clase Los Ángeles. Y lo hizo. «Hundiendo» de paso a varios de los escoltas.

La marina francesa lo hizo público y, poco después, lo borró. Pero Internet se ha asegurado de que la información siga disponible y podéis verla aquí. Parece que los yanquis acabaron tan mosqueados con aquello que pidieron a sus colegas franceses que lo borraran…
Pero es que no era la primera vez. En 2005, el Gotland, un pequeño submarino sueco de propulsión convencional (el primero en usar el sistema AIP del que hablaremos más abajo), hundió repetidas veces al USS Ronald Reagan en ejercicios. La fuerza americana, que contaba una vez más con escoltas para proteger al portaaviones, parece ser que no fue capaz de ver ni una sola vez al pequeño submarino sueco. Según nos cuentan aquí, el Gotland repitió la hazaña durante los dos años siguientes, derrotando a los modernos escoltas y submarinos nucleares estadounidenses. Llegan a decir que el submarino sueco «daba vueltas alrededor» de los americanos y que la experiencia fue desmoralizadora para ellos. Como para no serlo.
Aquí nos cuentan que los americanos querían adiestrarse en guerra antisubmarina contra un submarino convencional y, al no tener ninguno, «alquilaron» a los suecos el suyo durante un año. Y debieron de llevarse un buen recordatorio de la utilidad de estos pequeños sumergibles.

Según fuentes de la comunidad ASW (guerra antisubmarina) norteamericana, el Gotland literalmente era invisible para sus sensores. Se trató de un golpe desmoralizador que les alteró las prioridades en fuerzas de superficie y submarina. Los americanos se dieron cuenta de que tenían tanto que aprender que extendieron el «alquiler» otro año completo.
También se habla de que en 2013 un submarino alemán se «coló» entre todos los escoltas de un portaaviones norteamericano hasta llegar a la posición de lanzamiento de torpedos.
Pues hasta aquí la introducción. Espero haberte convencido de cómo aparentemente sencillos submarinos convencionales pueden poner en jaque a los trastos más poderosos y más protegidos que surcan los mares.
Como último apunte, solo quiero señalar la que, para mí, es una de las principales ventajas de los submarinos: su uso en tiempo de paz y en conflictos no abiertos. Por su forma encubierta de operar, pueden realizar tareas que, de hacerlas otras unidades, serían consideradas amenazantes o, directamente, hostiles.
De hecho, desde el final de la Segunda Guerra Mundial, solo tres submarinos han hundido barcos enemigos (el que no sale en el vídeo es el norcoreano que hundió a una corbeta surcoreana). Pero todas las grandes potencias los siguen considerando esenciales. Por algo será.
¿Por qué convencionales?
Antes de meternos en materia, quiero explicar brevemente el título del artículo. Solo voy a hablar de submarinos convencionales, por varias razones. Para los más avezados este apartado quizás no les descubra nada nuevo (aunque he encontrado por ahí unos datos curiosos) pero, para los menos acostumbrados a estos temas, tenemos que hacer alguna aclaración.
Los submarinos, por su propulsión, se dividen en dos tipos: los nucleares y los convencionales. Los nucleares utilizan un reactor nuclear para propulsarse y generar energía. Esto no está directamente relacionado con portar armas nucleares. Hay submarinos de propulsión nuclear que no lanzan misiles, y mucho menos misiles con cabeza nuclear. Pero sí es cierto que todos los submarinos que lanzan misiles balísticos nucleares (SSBN) tienen propulsión nuclear. Bueno, casi. Ahí están los israelíes, los pakistaníes (por cierto, se puede escribir así o «paquistaníes»; lo he tenido que mirar) y los chinos (solo uno y de forma experimental) para confirmar la regla. En un momento entenderéis por qué los submarinos armados con misiles balísticos son, generalmente, de propulsión nuclear.

Los submarinos convencionales se mueven, bajo el agua, por baterías. Para cargar esas baterías suben a la superficie y arrancan unos motores diésel. Si los arrancaran debajo del agua, los motores chuparían el aire limpio que la dotación necesita para respirar y lo contaminarían con su exhaustación. Entonces, ¿los submarinos convencionales tienen que navegar como los barcos normales, por encima del agua? No exactamente. Desde una profundidad muy somera conocida como cota periscópica, pueden sacar a la superficie un ingenio llamado esnórquel que les permite ventilar el barco y utilizar los motores diésel.
Podría parecer que, con el esnórquel, los submarinos convencionales no tienen desventajas respecto a los nucleares, pero esto no es así. El submarino a cota periscópica es muy vulnerable. Puede ser detectado por el enemigo (sobre todo por las aeronaves, como os expliqué aquí por la estela que dejan los mástiles del esnórquel o el periscopio o, directamente, porque un aeronave vea su silueta.

Esto –junto con otras consideraciones en las que no vamos a entrar– es lo que hace que los submarinos usados para portar misiles balísticos nucleares sean de propulsión nuclear: son capaces de hacer toda su patrulla en inmersión, haciendo dificilísimo detectarlos. Y, aunque generalmente se dice que los submarinos nucleares son más ruidosos (por el sistema de refrigeración que necesitan), la tecnología ha avanzado lo suficiente como para hacerlos casi invisibles, como demostró la colisión en la mar de dos submarinos nucleares balísticos —inglés y francés— en medio del mar en 2009 y como veremos más abajo.
Pero, además, los submarinos convencionales están muy limitados en velocidad respecto a los nucleares, porque sus baterías no les permiten propulsarse tan rápido como un reactor y, sobre todo, porque cuando lo hacen las consumen muy rápido. Esto hace que no valgan, por ejemplo, para proteger a grupos de combate de portaaviones, como hacen los estadounidenses con sus clase Los Ángeles (y Virginia). Simplemente, no son capaces de navegar a la velocidad suficiente. Y, claro, también están limitados para alcanzarlos. Es decir, un submarino nuclear podría acercarse a una fuerza naval por detrás, corriendo más que ellos. Un convencional probablemente no. Eso reduce mucho la zona en la que los barcos y medios aéreos tienen que centrarse para detectar a un submarino que se acerca.
En cuanto al ruido radiado por los submarinos que es, principalmente, lo que les hará ser detectados por otros submarinos, sonares fijos o, incluso, barcos o aeronaves, la información de la que disponemos es, lógicamente, limitada. Generalmente se dice que los submarinos convencionales son más silenciosos que los nucleares por las bombas de refrigeración que necesitan los reactores. Pero, evidentemente, esto depende mucho de la tecnología del constructor. Si damos por válida la tabla de más abajo (sus fuentes son bastante fiables, aunque abiertas) sacada de este blog, veremos que los submarinos nucleares norteamericanos son mucho más silenciosos que los Kilo rusos. Por desgracia la tabla no incluye muchos de los submarinos de este artículo, así que si alguien encuentra una fuente que de datos sobre su ruido radiado, por favor, que me ponga un correo a fsupervielle.escritor@outlook.es.

El tema del ruido radiado por los submarinos es, evidentemente, uno de los secretos mejor guardados de sus respectivas marinas. Ese valor de 90 dB para el ruido ambiente marino también se puede encontrar como 85 dB, con mayor ruido si nos acercamos a costa. Por norma general, podemos tomar como valor de referencia unos 95 dB para los submarinos nucleares y unos 90 para los convencionales modernos. Operando a baja velocidad en condición de silencio y si el submarino está bien mantenido. Sin embargo, esto puede variar mucho ya que, según la tabla (y coincide con otras fuentes), se dice que los Kilo rusos andan por los 105 dB. Esto es un número muy elevado si tenemos en cuenta que los decibelios son una expresión logarítmica. Posiblemente se refiera a versiones antiguas de los Kilo y sus modelos más modernos sean bastante más silenciosos.
Hay quien dice que los submarinos han llegado a ser más silenciosos que el ruido de fondo, una afirmación habitual en las novelas de Tom Clancy. Según este señor, que se identifica como submarinista norteamericano, los submarinos nucleares de la clase Virginia consiguieron romper esa barrera… con un inconveniente. Pasaron a ser detectables por la falta de sonido. El milagro tecnológico se logró colocando equipos de tal forma que los armónicos de unos y otros se cancelaban entre sí. Lo que no dice es si han rellenado ese «hueco» de sonido con algo para evitar que los detecten por la falta de ruido ambiente. En esta tabla de la misma fuente se puede ver una aproximación del ruido radiado por distintos blancos (y otros objetos/vida marina) en distintas frecuencias.

No quiero dejar de subrayar que todos estos números son aproximaciones y que, muy posiblemente, ninguno sea cierto. O cierto del todo. Como se puede ver, están redondeados, lo que da una idea de su exactitud. Además, debemos tener en cuenta que esos números varían mucho en función del ángulo desde el que oímos al submarino y que otras muchas cosas (batitermia, posición relativa, profundidad, ruido de fondo, ruido de otro tráfico, etc.) afectan a la detección.
Por último, vamos a explicar un término que va a aparecer varias veces en nuestro listado: el AIP. El AIP o Air Independent Propulsion, es decir, propulsión independiente del aire, es un sistema (bueno, ya hay varios tipos de sistemas) creado con la intención de paliar las desventajas de los submarinos convencionales. O, al menos, alguna de ellas. Aunque, siendo rigurosos, no es propulsión independiente del aire, sino generación de potencia independiente del aire. De hecho, los motores AIP no mueven los ejes de los submarinos, sino que alimentan los motores eléctricos que lo hacen. Y, además, alimentan al resto del barco (corriente para los sistemas, iluminación, etc.).
Los mejores submarinos convencionales clásicos pueden pasar entre tres y cinco días sumergidos, según algunas fuentes. Con los sistemas AIP, estos números están llegando a las tres semanas, un incremento nada desdeñable. Aunque aún están lejos de las capacidades que da la propulsión nuclear en autonomía, velocidad y alcance, podríamos estar hablando de ese ítem de la lista que destaca por su relación calidad precio. Ah. Y otra cosa. Recordemos que, por lo general, se cree que son más silenciosos que los nucleares.

El AIP está ahora muy de moda pero no es, en absoluto, reciente. Se experimentó con él en la Segunda Guerra Mundial y hubo diseños de este tipo, aunque no demasiado exitosos, en la década de los 50. Pero entonces algo los relegó al ostracismo: el advenimiento de los submarinos de propulsión nuclear. Sin embargo, en una era en la que los sistemas militares son cada vez más prohibitivamente caros (y en la que no todo el mundo puede o está dispuesto a desarrollar un programa de propulsión nuclear), el AIP ofrece una muy interesante alternativa.
Sin ánimo de meterme en los tecnicismos, los sistemas AIP actualmente operativos básicamente consumen oxígeno comprimido (con etanol en algunos casos) para alimentar sus motores. La otra opción son las pilas o células de combustible. Estas funcionan de forma similar a una batería, con la particularidad de que son capaces de realimentarse (generalmente la reacción se genera con hidrógeno y oxígeno).
Las limitaciones del AIP son que no permite grandes velocidades y que no tiene capacidad de cargar las baterías al mismo tiempo que da corriente para el funcionamiento del submarino. Para grandes velocidades, los submarinos siguen recurriendo a las baterías que cargan en superficie (o esnórquel) mediante los motores diésel.
Pero hace nada la tecnología ha completado otro salto. Las nuevas baterías de ion-litio permiten autonomías similares a los sistemas AIP pero sin necesidad de usar estos, simplemente haciendo esnórquel una vez cada varias semanas. Como vamos a ver, los japoneses han apostado completamente por ella mientras que los coreanos la pretenden combinar con el AIP.
A pesar del gran avance, por lo general los submarinos AIP hacen esnórquel al menos una vez al día para ventilar el barco. Pero en situaciones operativas pueden sobrevivir sin hacerlo, llegando a utilizar artilugios como las conocidas como lámparas de oxígeno o equivalentes.
Y, ahora sí, vamos al lío.
1. Gotland
Vamos a empezar por el más antiguo y el más pequeñito. Con tan solo 60 metros de eslora, 1.600 toneladas de desplazamiento en inmersión y una dotación de 27 personas, los Gotland son los pezqueñines de la lista. ¿Cómo un submarino tan modesto se ha colado aquí? Pues, si no te he convencido con la historia que te he contado arriba, no te voy a convencer.

La quilla del Gotland, el primero de una serie de tres submarinos suecos, fue puesta en 1992. Se botó en el 95 y se entregó a la real marina sueca al año siguiente. Es decir, que estamos hablando de unos juguetes que ya tienen un cuarto de siglo.

Según esta y esta fuente, los Gotland cuestan unos 100 millones de dólares cada uno. En mi opinión es una cifra ridícula, ya que rondan el precio de un patrullero oceánico, barcos infinitamente más sencillos. Y, especialmente, teniendo en cuenta que las obras de actualización en 2015 costaron 165 millones (para dos barcos). La construcción de los dos nuevos A26 se estima que costará unos 1.000 millones (en total).

Los Gotland tienen una propulsión diésel-eléctrica basada en dos motores MTU de 16V, muy comunes en el entorno marítimo. Pero tú ya sabes que la clave de estos pequeños sumergibles reside en sus dos motores AIP Stirling, de la marca Kockums. Tienen una velocidad máxima de diez nudos en superficie y veinte en inmersión aunque, para preservar las baterías (y hacer menos ruido), operarán a velocidades mucho menores, reservando esos picos para maniobras de emergencia.
Los motores Stirling de los Gotland generan 150 kW de potencia (inicialmente eran 75, así que esto debe de venir de alguna de sus actualizaciones) y su autonomía se mide en semanas. Veremos que es una cifra inferior a la de otros submarinos AIP, así que es posible que se haya visto aumentada en las sucesivas mejoras. Aunque bien es cierto que los Gotland son comparativamente más pequeños y necesitarán menos potencia.

Según se dice (y sufrieron los americanos en sus carnes), son muy silenciosos. El sistema Stirling funciona con oxígeno líquido y diésel en un entorno de helio. Se supone que limita la profundidad del submarino a 200 metros cuando se está usando y que es relativamente más ruidoso que otros sistemas AIP, aunque no parece afectar mucho, viendo lo que les pasó a los yanquis.

Los submarinos suecos cuentan con timones en X, en lugar de los clásicos en cruz. Tradicionalmente, los submarinos tenían un timón para el plano vertical y otro para el horizontal, formando una cruz. Sin embargo, hoy en día se están extendiendo los timones en X, que ofrecen una mayor maniobrabilidad con la misma superficie, pues los cuatro timones actúan en todos los movimientos. También cuenta con dos timones en la vela y todo el sistema de gobierno y propulsión es operado por un solo miembro de la dotación, permitiendo que sea tan reducida. Esta maniobrabilidad es clave en el constreñido teatro de operaciones habitual de la marina sueca, pero también puede ser muy interesante para realizar determinadas tareas «especiales».

Los Gotland cuentan con cuatro tubos lanzatorpedos de 533mm (21 pulgadas, el diámetro de torpedo pesado estándar) en la proa y otros dos pequeñitos, de 400mm, justo debajo. Los suecos cuentan con sus vetustos torpedos pesados 613, con 11 millas náuticas (Nm) de alcance y los más modernos 62 de Saab con un alcance nada desdeñable de 27 Nm a 40 nudos. Los 62 tienen una versión de exportación conocida como Torpedo 2000.

Ambos torpedos son pasivos-activos filoguiados. Esto quiere decir que el submarino lanza el torpedo y lo guía a través de un cable hacia el blanco, sin que el torpedo emita. Cerca del objetivo, el torpedo enciende su propio sonar (esto es cuando en las pelis se empieza a escuchar el estresante ping que cada vez tiene más frecuencia) y se puede cortar la filoguía. Esta forma de operar, habitual en la mayoría de torpedos pesados (los lanzados desde submarinos), permite hacer un ataque silencioso hasta el último momento para intentar coger desprevenido al adversario. Aunque hay que tener en cuenta que las hélices de los torpedos generan un ruido muy característico que la mayoría de los sónares serán capaces de detectar. Incluso los tipo 62 de Saab y su propulsión a chorro que, dicen, los hacen tan silenciosos como un torpedo eléctrico. Estos torpedos están pensados para atacar tanto a otros submarinos como a barcos de superficie y sus alrededor de 250 kg de alto explosivo pueden causar auténticos destrozos.

Los dos tubos pequeños están pensados para lanzar los torpedos 45. Con un funcionamiento similar (aunque en alcance están limitados a 11 Nm), el menor tamaño de su cabeza de combate (45 kg) hace que sean más idóneos para atacar submarinos que grandes barcos de superficie.

Los dos primeros de la serie de pequeños submarinos suecos han recibido una actualización de media vida muy importante, mejorando las capacidades del AIP, instalando un periscopio digital en lugar del óptico y mejorando el sistema de combate, también de Saab. Estas mejoras han sido realizadas con la mente ya puesta en el futuro A26, el submarino que relevará a los Gotland.
El A26, que será capaz de lanzar misiles, se espera que pueda cubrir las necesidades del futuro submarino holandés.
2. Khalid (Agosta 90B)
Si hay algún entendido en la sala, se sorprenderá de que incluya aquí a los Khalid, los tres submarinos pakistaníes basados en los Agosta franceses. De hecho, hablaremos del relevo de los Agosta más abajo. Pero hay una cuestión que, creo, merece incluirlos en este listado y la hemos nombrado antes.

El Agosta entró en servicio en la marina francesa en 1977 y fue dado de baja en 1997. Como se puede ver, no es tecnología precisamente puntera. Aquí en España los conocemos bien, pues nuestros únicos tres submarinos son de esta clase: Galerna, Mistral y Tramontana. Cómo Pakistán llegó a hacerse con ellos es curioso: dos submarinos destinados para Suráfrica no pudieron ser vendidos por la prohibición que impuso la resolución 418 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Estos dos submarinos los terminó comprando Pakistán, pero no son de ellos de los que vamos a hablar, sino de los Agosta 90B, un diseño modernizado capaz de lanzar misiles Exocet.
La marina pakistaní adquirió tres unidades, construyéndose la primera en Francia y las dos siguientes en Pakistán. El Khalid se botó en el 98 y se entregó al año siguiente. Las tres unidades (aunque la primera es ligeramente distinta) tienen una eslora de alrededor de 70 metros y desplazan cerca de 2.000 toneladas en inmersión. Su dotación ronda las 50 personas, aunque según algunas fuentes se pudo reducir a unos 36 gracias a la modernización. El contrato total se estableció en 775 millones de dólares, lo que hace unos 260 millones de dólares por submarino.

Los Khalid también cuentan con un sistema de propulsión AIP, en concreto el francés MESMA que, en teoría, les da 200 kW de potencia para 12 nudos en superficie y 20 en inmersión. El sistema AIP solo se instaló de serie en el Hamza, el tercero de la serie. Los otros dos lo recibieron en 2011. El MESMA es, básicamente, un sistema de propulsión nuclear… sin la parte nuclear. Es decir, obtiene el calor de otra fuente (la reacción química entre el etanol y el oxígeno). Esto tiene sentido si pensamos que los franceses son grandes exportadores de submarinos convencionales… pero ellos solo operan nucleares. El sistema MESMA consume más que otros AIP, es más ruidoso y tiene un sistema de refrigeración bastante complejo.
Los Khalid cuentan con un sistema de combate SUBTICS, de la francesa Thales, que también fabricó su conjunto de sonares TSM 223. Su armamento principal son cuatro tubos lanzatorpedos de 533 mm, en los que llevaban los torpedos F17 mod. 2. Este torpedo, al igual que los del Gotland, es un torpedo filoguiado pasivo-activo preparado para atacar tanto unidades de superficie como submarinos. Su cabeza explosiva también ronda los 250 kg (de HBX, que equivalen a 450 kg de TNT) y su alcance máximo es de 11 Nm a 35 nudos, siendo muy parecido al torpedo menos capaz del submarino sueco. La propulsión del torpedo es eléctrica. Se trata de un arma que en España conocemos bien porque es la que portan nuestros clase Galerna.

Sin embargo, parece que los pakistaníes se han pasado al DM2A4 de Atlas Elektronic (Alemania), un torpedo considerablemente más moderno. Tanto, que es el que llevarán nuestros Isaac Peral que aún no se han entregado. Estos «peces», denominados Seahake, son también filoguiados pasivos-activos, pero cuentan con mejoras sustanciales en el alcance (cerca de 30 Nm) y velocidad (50 nudos). Esto nos da una idea de la capacidad de su batería. Además, su filoguía es de fibra óptica, lo que sin duda hace pensar que la conexión con el barco será muy superior. La cabeza explosiva es similar (260 kg de PBX), pero la electrónica del torpedo está muy mejorada, siendo capaz de manejar múltiples blancos y discriminar las más modernas contramedidas y perturbaciones.
Pero los torpedos no son el único arma de los Khalid. Estos submarinos van equipados con la versión lanzada desde tubo del misil Exocet, quizás el misil antibuque más vendido del mundo. El Exocet es un misil subsónico (como la mayoría de los misiles antibuque) y tiene una cabeza explosiva de 165 kg y un alcance cercano a las 30 Nm.

Hasta ahora probablemente no te haya convencido de que los Khalid deban estar en esta lista. Pero es que, desde 2017, los Khalid pueden lanzar misiles nucleares Babur III. Esto los convierte en parte esencial de la estrategia nuclear pakistaní, muy orientada hacia la India. La capacidad de lanzar misiles nucleares desde submarinos es fundamental, pues asegura el poder contestar a un ataque preventivo sobre los misiles que están estacionados en tierra. De hecho, Paquistán es la última potencia nuclear en adquirir esta capacidad, ya que Corea del Norte lo logró en 2016 lanzando un Pukuksong II.
3. Scorpene
El submarino con más operadores de nuestra lista —empatado, por ahora— es el Scorpene francés. Es un submarino galo pero, como hemos dicho antes, Francia ya no usa submarinos convencionales, a pesar de mantener una poderosa industria que, como este proyecto evidencia, exporta a todo el mundo.
Los primeros Scorpene en surcar las profundidades fueron las dos unidades adquiridas por Chile. El primero de la serie, el O’Higgins, se botó en 2003 y se entregó en septiembre de 2005, batiendo por un mes al siguiente submarino de nuestra enumeración. Curiosamente, estos submarinos son los más «españoles» de los que vamos a ver, ya que los segundos de las series chilena y malaya se construyeron en Navantia Cartagena. Y, de hecho, la Armada quiso comprarlos para sustituir a los Galerna (nuestros Agosta), pero finalmente aquello se canceló y nos «sumergimos» en el proyecto S-80.

Además de Chile y Malasia, con dos unidades cada uno, Brasil y la India son sus otros dos operadores, con la diferencia de que los han construido (están construyendo, más bien) ellos mismos, y esto hace que tengan algunas particularidades. Realmente, todavía no podemos decir que Brasil opere Scorpene ya que el primero de la serie, el Riachuelo, hizo las pruebas de inmersión estática en noviembre de 2019 y su entrega está prevista para octubre de 2020. Le seguirán otros tres. Los indios, por su parte, recibieron el Kalvari en 2017 y esperan que el tercero entre en servicio a finales de año y el último de los seis de la serie en 2022. Esto hace un total de seis barcos operativos, con ocho más en construcción o en proceso de entrega.

Para tener una referencia del precio de los Scorpene diremos que el acuerdo con India totalizaba 2.100 millones de dólares, de los cuáles 150 millones eran para misiles, lo que dejaría a unos 160 millones de dólares cada submarino. Es un precio muy barato, aunque tenemos que valorar que el acuerdo es del año 2003 y que los submarinos posiblemente no estén al nivel tecnológico de otros en esta categoría. Sin embargo, informaciones posteriores indican que el monto total ha rondado los 3.750 millones de dólares, lo que dejaría cada submarino en 625 millones, una cifra elevada pero más creíble, sobre todo teniendo en cuenta los problemas que ha arrastrado el proyecto. El dato coincide con los 400-500 millones de dólares que costaron los dos barcos chilenos.
Los Scorpene tienen 66 metros de eslora (excepto los Riachuelo, que tienen casi diez metros más) y unos seis de manga para un desplazamiento en inmersión de 1.700 toneladas (1.870 para el brasileiro). Al ser uno de los diseños más antiguos de los que vamos a ver (aunque no más que los Gotland), los Scorpene todavía no usan timones en «X» sino que los tienen en cruz.
Los Scorpene son los únicos submarinos de la lista que no tienen AIP (bueno, ya hablaremos del ruso). Los indios pretendían incluir un AIP de diseño nacional en los dos últimos de la serie y finalmente no lo harán hasta la primera gran carena de cada sumergible. Esto me ha parecido lo suficientemente interesante como para incluirlos. Brasil, cuyos Riachuelo van a ser más o menos contemporáneos de estos —chilenos y malayos son casi diez años anteriores—, parece que no ha decidido incluirle esta mejora, a pesar de esa nueva sección del submarino. Al parecer se usará, principalmente, para habitabilidad. Posiblemente la razón sea que Brasil ya se ha embarcado en un proyecto de submarino nuclear —con participación francesa— y estos cuatro barcos se consideran una especie de puente hasta que llegue el futuro Alvaro Alberto, que está previsto para finales de esta década.

Con su propulsión diésel eléctrica convencional, los Scorpene dan doce nudos en superficie y veinte en inmersión, es decir, números muy similares a los que vamos a ver en otros submarinos. Pero la gran diferencia reside en el tiempo de exposición. Los submarinos chilenos, malayos, brasileños e indios —hasta que le instalen el AIP (si lo consiguen)— tendrán que pasar varias horas al día recargando las baterías mediante sus motores diésel, lo que les obliga a estar en cota periscópica donde son fácilmente detectables.
El sistema de combate de estos submarinos es el UDS SUBTICS que ya hemos visto en los Khalid y sus sonares son de Thales. El armamento principal de los Scorpene son torpedos de 533 mm que pueden lanzar a través de sus seis tubos. Los O’Higgins y los Rahman (malayos) portan el torpedo Black Shark de la italiana WASS: pasivo-activo filoguiado con 27 Nm de alcance y velocidad de hasta 50 nudos. Su cabeza explosiva es de 250 kg que, como estamos viendo, es la norma en los torpedos pesados actuales. Los brasileños llevarán el torpedo francés F21 —de las mismas características, ya que es un derivado del anterior— y Naval Group se lo ha ofrecido a la India también.

Con los Scorpene nos encontramos al segundo submarino de la lista capaz de lanzar misiles. Las cuatro variantes portan los misiles antibuque subsónicos Exocet, que ya hemos explicado con el Khalid y que los franceses han vendido por todo el mundo. Con una cabeza de combate de 165 kg, tienen un alcance de cerca de 30 Nm. Se lanzan desde los tubos lanzatorpedos. Los chilenos, a pesar de tener la capacidad, no han comprado los misiles.
Y la versión India es capaz de lanzar el misil de ataque a tierra ruso 3M-14E Club-S, con un alcance no superior a las 200 millas.
4. 212
A lo largo del artículo vamos a ir viendo que Alemania es una gran exportadora de submarinos, así que parece lógico que los aparatos que opera —seis unidades, del U31 al U36— estén incluidos en esta lista. Y su otro operador, Italia, también tiene una importante tradición submarinista, aunque ha dejado de lado la capacidad de diseño autónoma y se ha contentado con construir una serie de cuatro 212 encabezada por el Salvatore Todaro.
Con vistas al futuro, a principios de año se anunciaba que el gobierno italiano había dado el visto bueno a la adquisición de cuatro nuevos submarinos 212 «NFS» o Near Future Submarine. Parece que serán derivados de los 212, aunque sin modificar el núcleo del proyecto. Se habla de 1.300 millones de euros para los dos primeros barcos, es decir, unos 715 millones de dólares cada uno. Se supone que la serie original costó unos 400 millones de dólares cada unidad, aunque quizás estén más cerca de los 500 millones.
El 212 es un submarino de menos de 60 metros de eslora, pero que desplaza más de 1.800 toneladas en inmersión, lo que deja al Gotland como el más pequeño de esta lista. Cuenta con un doble casco que permite llevar fuera el hidrógeno y el oxígeno necesario para su sistema AIP. Este tamaño reducido es lógico si pensamos en los teatros de operaciones constreñidos en los operan. Además, tanto Alemania como Italia (las imágenes son de ellos) tienen una importante tradición de operaciones especiales navales: los Kampfschwimmers y la COMSUBIN, respectivamente. Es, por tanto, lógico que ambos países hayan apostado por submarinos relativamente pequeños y maniobrables (timones en «X»), muy capaces de operar cerca de costa. El U31 fue botado en 2002 y entregado a la Deutsche Marine en 2005, mientras que el Todaro fue botado en 2003 y entregado a la Marina Militare en 2006.
Los 212 cuentan con propulsión AIP basada en pilas de hidruros de Siemens. Básicamente, algunos metales retienen hidrógeno convirtiéndose en hidruros y lo liberan al recibir calor. Este hidrógeno se mezcla con oxígeno para producir corriente eléctrica. Los sistemas AIP de pilas de combustible son los que ofrecen una mayor capacidad actualmente y, por el tamaño de los 212, está claro que se pueden instalar en submarinos pequeños. Son muy silenciosos pero, por otra parte, son relativamente caros y complejos. Los motores AIP de los 212 les otorgan 306 kW para doce nudos en superficie y veinte en inmersión. Como todos los submarinos, estas no son sus velocidades habituales de operación, sino que, en funcionamiento puro AIP, están limitados a 8 nudos y los grandes tránsitos (hasta tres semanas sin hacer esnórquel) los suelen realizar a entre 4 y 6.
Hay quién dice que los 212 son los submarinos más difíciles de detectar del mundo (el U-32 hizo una buena demostración en 2013, como vimos antes) pero, por desgracia, no he sido capaz de dar con sus niveles de ruido radiado. Sin duda será uno de los secretos mejor guardados por la Marina Militare y la Deutsche Marine.

Los planos exteriores de los 212 son los ya habituales —en submarinos modernos— en «X», y cuentan con otros dos planos horizontales en la vela. Su hélice, como también es habitual, es de siete palas. Esto se debe a la acústica, ya que las hélices con números de palas no primos entran en resonancia y producen más ruido. Como particularidad, el casco de los 212 está construido de un material amagnético (una carísima aleación de cromo y níquel, según este blog), lo que los hace imposibles de detectar con detectores de anomalías magnéticas e impide que activen minas magnéticas.
El sistema de combate de los submarinos italiano y alemanes es el MSI-90U de Kongsberg, aunque algunos de los U-boote han recibido una actualización al ISUS de Atlas Elektronik. El sensor principal es el conjunto de sonares CSU 90 de Atlas, que incluye un sonar remolcado y uno de casco. Su armamento principal son los torpedos DM2A4, lanzados desde seis tubos proeles. Este torpedo, que ya hemos visto que llevan los Khalid y que llevarán los S-80, es un moderno torpedo filoguiado con 27 Nm de alcance y velocidades de hasta 50 nudos.

Al parecer se habla de que los alemanes quieren instalarle un cañón de 30 mm Moray al submarino para dar apoyo a los Kampfschwimmers. Yo no le veo ningún sentido táctico, ya que para usarlo el submarino perdería toda su ventaja y se expondría. Además de que un arma de ese calibre va a aportar poco que los operadores especiales no puedan tener por sí mismos. Lo que sí es interesante es la idea de que sea capaz de lanzar drones de reconocimiento Aladin. La conjunción submarino-dron va a dotar a los señores de las profundidades de capacidades muy importantes. O quizás lo esté haciendo ya…
Los 212 también han lanzado con éxito el misil antiaéreo IDAS. Como expliqué en este artículo, las aeronaves son el medio ideal para cazar submarinos. Más que nada porque son prácticamente invulnerables. Salvo que el submarino suba a superficie a tirarle con una ametralladora antiaérea (y, por mucho que mole verlo en las pelis de la Segunda Guerra Mundial, eso ya no existe) los aviones y helicópteros son prácticamente inmunes a estos merodeadores de las profundidades. El IDAS viene a solucionar precisamente este problema.

Tengo que decir que yo soy muy escéptico respecto a los misiles antiaéreos lanzados desde submarinos. Aunque es técnicamente posible —está demostrado—, tácticamente es un absurdo. Tenemos la tendencia a fijarnos en las armas, porque son mucho más llamativas, pero hay que pensar que todo arma necesita un sensor para poder ser usada. ¿Cómo detecta un submarino a un aeronave? Es posible escuchar con el sonar pasivo a un helicóptero que esté calando (haciendo estacionario para meter un sonar colgado de un cable en el agua), pero estoy bastante seguro de que habría que estar bastante cerca del helicóptero, lo que evidentemente supone que el helicóptero detectaría al submarino.
Los misiles antiaéreos submarinos, simplemente, van en contra del credo de los submarinistas, que es permanecer completamente oculto. Para detectar al aeronave y lanzar el misil el submarino tiene que acercarse a la superficie (y a la posición del aeronave, porque el alcance de los misiles es bastante limitado) y eso siempre le hace vulnerable. Pero es que, además, el submarino no tiene capacidad de guiar el misil, con lo que hay que fiarse de que este enganche por su cuenta al blanco y no se vaya, en el caso de una guía infrarroja, a por el sol, por ejemplo. Y, por último y quizás más importante, en el momento que el submarino lanza un misil, está detectado. Los otros ya saben que en ese punto, debajo del agua, hay algo. Y ha perdido toda su ventaja. Si el misil falla, el aeronave se le va a echar encima, pero es que, aunque acierte, las aeronaves ASW no operan solas. En las cercanías habrá una compañera o un barco de superficie o, incluso, otro submarino, que se echarán encima del que ha lanzado el misil.

Creo que los misiles antiaéreos no son más que un arma de último recurso y no merecen el revuelo que están causando en algunos foros. Quizás ni siquiera merezcan el esfuerzo de algunos países en desarrollarlos. De hecho, muchas potencias submarinas no se están molestando.
Hasta aquí el submarino tipo 212, que operan dos de las marinas más poderosas de Europa y que construye uno de los grandes exportadores. De hecho, vamos a ver otro submarino de diseño alemán, basado en el 212, un poco más abajo. No te lo pierdas.
5. Yuan
Y llegamos, por fin, al primer submarino de esta lista que no está diseñado en Occidente. Y, en parte por eso, toda la información que reflejemos aquí hay que tomársela con el debido resguardo. China no es un parangón de la transparencia, precisamente. Y, aunque su capacidad industrial militar está más que probada en números, quizás no lo esté tanto en desarrollo y diseño.
Precisamente, es cuanto menos curioso que los chinos operen tanto submarinos convencionales como nucleares. Aunque su economía les permita mantener varias clases distintas, las otras grandes potencias (EE.UU., Francia, Reino Unido) se han decidido por la propulsión nuclear, a pesar de mantener una importante capacidad industrial de construcción de submarinos convencionales, en el caso de Francia. Rusia, veremos a continuación, también mantiene submarinos convencionales y nucleares. Pero Rusia puede tener una razón particular que explicaremos en su debido momento.
Tanto China como Rusia tienen submarinos nucleares con misiles balísticos, pero su mayor tamaño facilita la instalación de este tipo de propulsión. Y, aun así, los chinos no parecen estar satisfechos del todo, ya que tienen un modelo convencional que posiblemente sea capaz de lanzar misiles balísticos: el Qing. De propulsión nuclear —y estos datos hay que tomárselos con el debido resguardo— solo tienen cuatro con misiles balísticos nucleares (SSBN) y seis de ataque (SSN).

El primer submarino de la clase Yuan se entregó a la marina china (PLAN) en el año 2006. Por cierto, el primero —y la mayoría de los demás— se han construido en Wuhan, que se ha hecho tristemente famoso por la epidemia del coronavirus. Con cerca de ochenta metros de eslora y más de ocho de manga, son los segundos más grandes de los que vamos a ver: tienen un desplazamiento en inmersión de, aproximadamente, 3.600 toneladas. Esto también puede estar relacionado con la capacidad de diseño. Es curioso que los chinos no hayan sido capaces de desarrollar submarinos más pequeños cuando otros países de su órbita —Corea del Norte e Irán— destacan por los midget, los submarinos enanos. Como vamos a ver, las capacidades del Yuan no parecen muy superiores a los de otros submarinos, por lo que no se entiende que necesiten ser tan grandes. Salvo que los chinos tengan un as bajo la manga y los Yuan tengan —o vayan a tener— capacidades que desconocemos. Esto es una posibilidad, ya que en la feria IDEX-2013 los chinos presentaron una variante de exportación del Yuan denominada S-20. El S-20 —que no se ha construido— tendría 66 metros de eslora, pero no contaría con todas las capacidades del Yuan. Bueno, las capacidades que se cree que tiene el Yuan. Sin embargo, China sí que ha conseguido vender el Yuan a Pakistán y Tailandia. Aunque ninguna de estas versiones ha entrado en servicio aún.
Tailandia ha acordado pagar 13.000 millones de baht tailandeses por la primera unidad, lo que al cambio son unos 400 millones de dólares. Esto haría a los Yuan unos submarinos muy competitivos en precio si sus capacidades son las que se anuncian.
Los Yuan no parecieron tener un arranque muy prometedor ya que, tras recibir la primera unidad, parece que la marina china no estuvo del todo satisfecha y solicitó varios cambios. Esto ha retrasado el proyecto en varias ocasiones y ha supuesto que haya distintas versiones del submarino lo que, añadido a lo poco que se sabe con certeza de la PLAN, genera mucha incertidumbre en cuanto al número y tipo de submarinos de la clase. Según algunas fuentes, existen, al menos, los siguientes tipos: 039, 039G, 039A, 039AG, 039B, 039BG, 039C y 041. Las diferencias radican, que se sepa, en la vela y en la propulsión. Las primeras letras del abecedario indican la serie dentro del tipo y la «G» significa «modificado». La denominación como 041 proviene de las importantes diferencias con los 039 originales, los clase Song. Algunas de las diferencias parecen ser poco significativas y, a menudo, solo se tienen en cuenta los siguientes:
039: la clase Song, anterior a la Yuan.
039A: el Yuan propiamente dicho.
039B: Yuan con vela modificada.
039C: Yuan con baterías de litio.
La clase tenía un total de 17 barcos en 2017 y la estimación era que el número sería de 20 para estas fechas (abril de 2020). Parece claro que los chinos han logrado estar satisfechos con el modelo, ya que a día de hoy el Yuan constituye la espina dorsal de su flota submarina de ataque. Este sistema de desarrollo, en el que se hacen pocas unidades de las primeras series de una clase para mejorar el diseño y producir en masa el segundo, tercer o cuarto modelo es habitual en la PLAN y lo han tratado en el podcast de Por Tierra, Mar y Aire con las fragatas tipo 054A o los destructores tipo 052D.
Se les estima una dotación de 38 personas.

Originalmente, los submarinos tipo 039A estaban propulsados por un sistema clásico diésel-eléctrico. Sin embargo, la propia marina china anunció posteriormente que habían sido equipados con AIP. Esto está respaldado por un informe de la US Navy a su congreso en 2017, así que debemos darlo como válido. Lo que se desconoce es la potencia que produce el sistema y sus limitaciones, aunque parece tratarse de un sistema tipo Stirling como el del Gotland.
Los timones en cruz del Yuan pueden indicar que los chinos aún no han desarrollado la tecnología necesaria para controlar unos timones en «X», al menos no de la fiabilidad que se requiere.
Los submarinos de la clase Yuan cuentan con seis tubos lanzatorpedos de 21 pulgadas (533 mm) desde los que pueden lanzar los siguientes torpedos:
Yu-3. Posible derivado del SET-65E ruso. 8 Nm a 35 nudos. Acústico activo/pasivo.
Yu-4. Derivado del SAET-50 ruso. 8 Nm a 40 nudos. Acústico activo/pasivo.
Yu-6. Diseño propio (la leyenda dice que clonado de un Mk-48 encontrado por pescadores chinos). 20 Nm a 65 nudos (en la fase final). Acústico filoguiado activo/pasivo y seguidor de estelas.
Los Yuan también están armados con misiles antibuque YJ-82, con un alcance de 22 Nm (que algunos consideran que se reducirá a 16-18 Nm al lanzarse desde tubo). Si bien en algunos sitios aparece que puede lanzar el C-802, este misil, en principio, no está preparado para lanzarse desde submarinos. Y, además, ni siquiera se sabe con certeza si la PLAN lo ha adquirido. El alcance limitado del YJ-82 pondría al submarino lanzador en un aprieto, ya que casi asegura que su blanco (y otras unidades amigas) detectaría el lugar de lanzamiento e intentaría responder en la misma medida. Por eso la PLAN espera como agua de mayo el misil YJ-18 —posiblemente basado en el Kalibr ruso—, que se cree que tendrá un alcance de 100 millas y una velocidad de Mach 3, algo poco habitual entre los misiles antibuque, que suelen ser subsónicos. Esta velocidad es solo en la fase terminal, donde también realiza un movimiento zigzagueante para evitar ser derribado. Se supone que está diseñado para vencer a los sistemas AEGIS. Teóricamente estaría en servicio por estas fechas pero no he sido capaz de confirmarlo (si alguien tiene información, que no dude en ponerse en contacto conmigo en fsupervielle.escritor@outlook.es), aunque hay imágenes de supuestas pruebas en 2017.